Hace unos cinco meses me aventure a vivir la experiencia de voluntariado europeo y nunca imagine lo gratificante que iba a ser poder tener la oportunidad de conocer personas acogedoras y amables que te abren las puertas de sus casas y te tratan como parte de su familia no era algo que creí que podía pasarme.
Ahora a poco tiempo de mi regreso tengo sentimientos contrastados: estoy feliz por regresar a ver a mi familia y amigos pero al contrario me entristece poder dejar de ver a diario a estas personas que sin darme cuenta se han convertido en mi segunda familia.
Realice el voluntariado europeo con la finalidad de poder ayudar a otras personas pero ellos terminaron ayudándome a mi más de lo que imagine y preguntándome quién es el verdadero necesitado? No hablo de cosas materiales sino de algo más profundo, aquello que está dentro de todos nosotros y olvidamos con mucha facilidad y frecuencia, los pequeños detalles de un niño al del día a día… un gesto, una mirada, una caricia, un abrazo, un beso, una mano cercana que te acompaña en el camino sin pedir nada a cambio ni dejarte caer. Esto es lo que realmente importa y lo recordare en cada segundo que pasa y se quedaran grabados en mi memoria tal vez los pequeños me olviden porque nosotros para ellos somos como aves de paso pero yo nunca los olvidare porque me ayudaron a crecer.
Lo único que puedo hacer es agradecer al todas la personas que me brindaron su amistad, que me sacaron una sonrisa que se preocuparon por mi bienestar y me dieron muchas enseñanzas los llevare en mi corazón y espero haber tocado un poco el de ellos.
En general la experiencia de voluntariado es diferente para cada uno pero creo que el resultado siempre será gratificante y nos ayudara a crecer a cada uno de diferente manera.
Angela
Angela es la voluntaria peruana acogida por Associação Social Recreativa Juventude de Vila Fonche in Portugal